De la noche a la mañana. Así tuvimos que adaptarnos. En marzo del 2020, tanto empresas como trabajadores empezamos a trabajar desde casa. Lo que unas semanas antes hubiera parecido imposible se logró casi en un abrir y cerrar de ojos: empresas enteras trabajando por primera vez en remoto.
Durante esos meses se demostró que el trabajo podía continuar desde casa, tanto es así que en la situación actual, muchos seguimos teletrabajando y se recomienda que aumente el número de trabajadores que lo hacen.
El teletrabajo ha venido para quedarse
El teletrabajo fuel la solución durante el confinamiento para que muchas personas pudieran seguir trabajando. Muchos trabajadores de sectores esenciales y no esenciales fueron obligados a permanecer en sus hogares mientras que sus compañías tuvieron que adentrarse, en muchos casos, en un terreno desconocido: el del trabajo a distancia.
Hay que delimitar muy bien el lugar elegido para trabajar dentro de casa. Lo ideal, si no se dispone de despacho, es habilitar una dependencia con los máximos elementos o accesorios parecidos a los de una oficina. Y dejar claro, si viven más personas en esa casa, que eso es un despacho, para que no haya interrupciones.
Es necesario tener un lugar para trabajar, aunque sea en la mesa de la cocina, para distinguirlo del contexto de ocio.
El teletrabajo nos ha llevado a poder vivir a las afueras de las ciudades.
Elegir una vivienda cerca del trabajo te permitía hasta ahora economizar en los tiempos y costes de desplazamientos, así como derivaba el ocio a segundas residencias o a la calle.
A partir de que hayamos abrazado la posibilidad de trabajar desde casa, se pone más acento en residir en viviendas que permitan disfrutar de ella, tanto en horario laboral como fuera de él y ganar en calidad de vida.
Si antes era una prioridad que la vivienda estuviera cercana al lugar de trabajo, preferentemente en el núcleo urbano que facilitara la movilidad y el acceso, actualmente con la potenciación del teletrabajo, tiene más peso que el inmueble esté ubicado cerca de buenos servicios, espacios abiertos y que la casa o piso esté más adaptado a las nuevas necesidades, ya sea con más habitaciones o con la posibilidad de disfrutar de espacios exteriores como jardines y terrazas.
Las primeras semanas de confinamiento nos demostró cómo trabajar desde casa iba cambiar nuestro estilo de vida.
Es mucha ya la gente que ha trasladado su vivienda habitual en ciudades a pequeñas poblaciones del Maresme, ya sea alquilando o comprando una nueva.
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