Austeridad. En este caso austero significa bien ajustado e equilibrado. Y es que, en una estancia como el baño, en la que no suelen sobrar los metros, reducir el equipamiento a los elementos esenciales potencia el confort y la sensación de amplitud.
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Simplicidad. Desde el punto de vista de esta filosofía oriental las líneas puras no solo son las grandes aliadas de la funcionalidad, sino también de la belleza. Dan lugar a frescor y orden, ambos componentes muy apreciados en el cuarto de baño.
Además, se potencia la luz natural con el uso de elementos como las puertas de vidrio traslúcido.
Naturalidad. Busca la integración con la naturaleza. En este caso se ha dispuesto de una gran cristalera que contribuye a unificar el baño con el paisaje.
Quietud. Un entorno que favorezca el silencio y la soledad – aunque sea por unos minutos- más allá de entrar en contacto con nosotros mismos. Un espacio que se agradece en determinados momentos, la meditación es una poderosa herramienta para alcanzar estados de tranquilidad, relajación y concentración. ¿Por qué no incluirla en nuestro ritual diario mediante un entorno que la propicie? Los espacios físicos son reflejos de los estados de ánimo, así que crear un entorno que favorezca la calma es un recurso muy útil para integrar formas de pensamiento y de vida más saludables que contrarresten nuestro ritmo de vida actual.
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