En el Maresme se vive bien. De hecho se vive muy bien. Y eso es algo conocido desde hace miles de años. ¿Por qué si no, tantos pueblos se han asentado en las laderas de sus estribaciones montañosas y han dejado huellas de su presencia?
Menhires y dólmenes, poblados iberos, domus romanas, castillos medievales, edificios modernistas… y así hasta hoy en día que podemos disfrutar de esta maravilla de territorio en alguna de las muchas casas repartidas entre pueblos y urbanizaciones.
Precisamente desde casa, donde la mayoría estamos confinados, podemos preparar con nuestros hijos una magnífica excursión para ir a conocer, cuando se levante el confinamiento, los yacimientos romanos que se conservan en el Maresme y pueden visitarse, que no son pocos.
Tanto los iberos como los romanos eran buenos agricultores. Cultivaban cereales, sobre todo cebada y trigo, que eran conservados en silos.
En los hornos romanos de la Fornaca, en Vilassar de Dalt, se producía material de construcción y dolia (tinajas) que eran utilizadas para el almacenamiento. En la Cella Vinaria de Vallmora, en Teià, se producían vinos que eran enviados en ánforas a las tropas romanas distribuidas por toda Europa, desde el puerto del Masnou. Los vinos del Maresme eran muy apreciados en Roma y en todo el imperio. Asimismo, existen vestigios de producción de vino en Can Ferrerons en Premià de Mar, entre los siglos V y VI dC, y de ánforas en Ca l’Arnau de Cabrera de Mar, mucho antes. Había muchas villas romanas distribuidas por todo el territorio del Maresme: Can Sentromà en Tiana, Cal Ros de les Cabres en el Masnou, la Rajoleria Robert en Vilassar de Mar, la villa de los Caputxins y Torre Llauder en Mataró, o en Pineda de Mar, donde había, además un largo acueducto cerca de Can Cua. Con los años, la ciudad romana de Iluro, la actual Mataró -capital del Maresme-, tomó importancia, y con el fuerte impulso realizado por los romanos la costa se convirtió en un punto estratégico, donde el comercio fue un factor clave de desarrollo de la economía, la política y la cultura de sus habitantes. Y no nos podemos olvidar de Baetulo y de Barcino, actuales Badalona y Barcelona, a tocar del Maresme, que también fueron ciudades importantes.
Argentona
Museu del Càntir
El Museu del Càntir de Argentona conserva y difunde una importante colección de más de 4.000 vasijas para el agua, la gran mayoría cántaros de cerámica tradicional, que muestran un recorrido de casi 3.000 años de creación de la humanidad, desde la edad de bronce hasta el arte contemporáneo.
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Cabrera de Mar
Ca l’Arnau
Dos yacimientos de época republicana superpuestos: una parte de una zona residencial con una domus de gran formato y de tipología claramente itálica, almacenes, panaderías, talleres y sobre todo las termas públicas de Ilturo en un estado de conservación excepcional, y , encima, un centro alfarero de fabricación de ánforas para vino, presidido por un horno de planta rectangular que conserva prácticamente intacta la parrilla y la zona de los hornos.
Can Benet
Restos de una casa señorial de gran tamaño de época romana republicana, pavimentada con mosaicos decorativos de estilo geométrico realizados con teselas de color blanco y negro. Teniendo en cuenta las dimensiones de las habitaciones, podemos pensar que se trataría de la residencia de un personaje muy importante de la población, de origen itálico y que posiblemente desarrollaba funciones políticas y administrativas para la República Romana en el territorio. A su lado se halló un conjunto de viviendas de formato bastante más humilde.
Can Modolell
En Can Modolell, antigua can Lledó, se encuentra un yacimiento donde se han descubierto vestigios que van desde la época ibera hasta la baja edad media. Los restos más relevantes del conjunto son, aun así, las estructuras de lo que podría haber sido un templo pagano dedicado al dios persa Mitra. Precisamente, la datación dentro la segunda mitad del siglo I dC. de una de las arulas (altar) dedicadas a Kautes; da la datación más antigua para un testimonio de culto mitraico dentro de la península Ibérica.
El Masnou
Cal Ros de les Cabres
Cal Ros es una villa de época romana que funcionaba como un centro productor de vino y cerámica entre los siglos II aC. y V dC. Fue descubierta el año 1899 por el propietario de la finca, Thomas Morrison, que halló un mosaico policromo. Las intervenciones arqueológicas han sido esporádicas y desiguales, pero han permitido documentar la zona residencial, así como la parte rústica, destinada a talleres y almacenaje de las tareas agrícolas. Las ánforas hechas en Cal Ros se utilizaban para envasar el famoso vino de la Layetana y transportarlo por mar al resto del Imperio romano.
Museu Municipal de Nàutica
El museo conserva una colección importante de piezas arqueológicas desde el neolítico y especialmente de la época romana, fruto de las excavaciones realizadas en diferentes lugares del municipio. En el Museo Municipal de la Náutica del Masnou se puede contemplar el sello de bronce, con la inscripción Publi Valeri Euryali, que da nombre al primer ciudadano de El Masnou conocido.
Mataró
Villa romana de los Caputxins
Los restos que se pueden visitar corresponden a las instalaciones artesanales e industriales -pars fructuaria- de una villa romana, en uso entre los siglos I y VI dC, situada cerca de la ciudad de Iluro. Destaca un horno para cocer grandes vasijas de almacenamiento -dolia- y material de construcción. Del horno se conserva la parrilla, la cámara de combustión, el corredor de acceso para la carga de madera -praefurnium- y parte de la cámara de cocción.
Ciudad romana de Iluro
El yacimiento arqueológico de la antigua ciudad romana de Iluro se conserva en el subsuelo del núcleo histórico de Mataró. La ciudad, fundada hacia el 80-70 aC, tenía unas 10 hectáreas de extensión y una estructura urbana regular, con calles -cardines y decumani- que delimitaban islas cuadrangulares de 35 metros de lado.
Villa romana de Torre Llauder
En época del emperador Augusto, cerca de la ciudad de Iluro y de la Via Augusta, se desarrolló un importante centro de producción vitivinícola, que poco más tarde se transformó en una villa romana que disponía de una lujosa residencia de los propietarios, con estancias decoradas profusamente con pinturas murales y pavimentadas con mosaicos. La villa perdurará, con diferentes usos y transformaciones, hasta el final de la romanización.
Premià de Mar
Can Ferrerons
Can Ferrerons es el único edificio romano de planta octogonal que se conoce en Catalunya. Se encuentra en un excelente estado de conservación, con paredes de 2,5 metros de altura. Ocupa 710 m² y fue construido durante la tardo-antigüedad. Presenta tres fases de ocupación, que incluyen una sala de baños (balneum) y salas de recepción. En una segunda fase el edificio se destinó a lugar productivo, con prensas (torcularia), bodega (cella vinaria), y otros elementos. Una vez abandonado (siglo VI dC), se construyó una pequeña necrópolis.
Teià
Parc arqueologic Cella Vinaria
El Cella Vinaria es mayor parque arqueológico visitable dedicado a la producción de vino en época romana. El recorrido permite observar las mayores prensas romanas reconstruidas de Europa y permite a los visitantes conocer la cultura y la elaboración del vino en épocas remotas.
Vilassar de Dalt
Hornos Romanos de La Fornaca
Los hornos romanos de la Fornaca es uno de los yacimientos de época romana mejor conservados de Catalunya. El recinto arqueológico está formado por una alfarería con tres hornos circulares, dos de doble cámara (combustión y cocción) y uno de una única cámara. Destinados a la producción de material de construcción y grandes recipientes para almacenar líquidos (dolia), son un ejemplo de una industria local desarrollada durante los siglos I y II dC que da respuesta a la necesidad constructiva en una área con un gran número de villas romanas documentadas.